3. Nuestra ira es una respuesta contra algo. No surge de la nada ni aparece espontáneamente. La ira reacciona contra una provocación. Dicha provocación, claramente, no se debe considerar causalidad (“Hizo que me enfadase.” “Estaba enfadado porque se me estropeó el coche.”). Como veremos en el capítulo 3, la causa de nuestra ira se encuentra en la actividad de nuestro corazón, que siempre está respondiendo a personas y eventos de la vida diaria. 4. Nuestra ira esencialmente implica un juicio moral
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